Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
HISTORIA GENERAL DE LAS COSAS DE LA NUEVA ESPAÑA, II



Comentario

Capítulo treze
De cómo se començava el banquete o fiesta y de lo que en él pasava

Lo primero que hazía el que hazía la fiesta o banquete era proveer que se hizessen muchos tamales en su casa. Y dava el grandor que havían de tener. También se avenía con los que hazían tamales por los pueblos circunstantes para que truxessen tamales y gallinas a su casa para aquel día. Haviendo ya proveído de todo lo necessario, embiava a llamar los doze pueblos para que supiessen el día del combite. Y primerarnente ataviava a los esclavos que havían de morir. Dávalos mantas y mastles a los hombres, y a las mugeres sus huipiles y naoas con cortapisas. Y poniálos sus orejeras de cuero con sus pinjantes y también beçotes corbos, con unos papeles que se llaman amapatlachtli, en las cuales estavan enjertos unos quetzales que se llaman quetzalyacauitztli. Estavan atados los papeles y quetzales con hilos colorados a las orejas. Y poníanlos en las gargantas de los pies unos caracolitos mariscos enjeridos en unas tiras de cuero de tigres, como calçuelas, los cuales caracolillos colgavan de las calçuelas. También les colgavan en las sienes un cuero amarillo, pintado con tiras de oro, y tiras de turquesas entrepuestas las unas a las otras. En las estremidades de este cuero colgavan unas avaneridas coloradas, entrepuestas unas piedras de espejo, y también unos cabellos entrepuestos a las avaneras y a las cuentas de espejo; y por esso se llamava petzotzocolli. Ataviados de la manera ya dicha, luego les hazían bailar o hazer areito sin cesar. Siempre traian unos sartales de flores y unas guirnaldas de flores. También traían sus rodelas de flores y sus cañas de humo que andavan oliendo y chupando. De la misma manera ataviavan a la mugeres con sus huipiles y sus naoas, y con sus cotaras nuevas, con sus flores y cañas de humo, y con sartales de flores y guirnaldas. Traían los cabellos atados unos cordones de algodón floxo de muchos colores, colorados, amarillos, açules, negros, blancos, torcidos con pluma blanca. Estando con sus atavíos, a la medianoche poníanlos en sus estrados de petates y icpales. Luego les davan comida y bevida. Honrándolos mucho, poníanlos en el çaguán de la puerta para que los viessen todos los combidados. Esto es lo que se dixo arriba que se publicava el combite. Toda la noche comían y bevían los que ivan y venían en aquella casa. Después de haver comido y bevido y recebido cañas de humo y otros dones, salíanse y ívanse a sus casas. Otro día siguiente hazían los mesmo; y llamavan a este segundo día tlaixnextta. EI tercero día comían y bevían y davan dones de la misma manera; llamavan a este día teteualtla, porque entonces ponían a los esclavos que havían de morir unas cabelleras hechas de pluma rica que se llaman xinapállotl. Eran hechas de plumas de muchas colores, de plumas blancas, que colgavan como cabellos. Y poniánlos unas orejeras de palo, pintadas de diversas colores. Colgávanlos de las narizes unas piedras negras anchas, hechas a manera de mariposa, y vestíanlos unas xaquetas que llegavan hasta los muslos con unas orillas deshiladas. A esta xaqueta llamavan teuxuicolli. Estavan pintadas con açul claro y con tinta negra, y con colorado. Y las pinturas eran cabeças de muertos, con huessos de muertos, puestos en cuadra. Ivan ceñidos con unos ceñideros que se llamavan xiuhtlalpilli. Poníanles en los hombros unas alas de gavilanes que llamavan tlómaitl. Estavan las alas rebueltas con papel los cabos de ellas, y asidas a las xaquetas. Estava pintado aquel papel de diversas colores entrepuestas, colorado y negro, rebuelto con marcaxita, y de los codos arriba llevavan unas ajorcas de una parte, en el uno de los braços, que se llamavan matacaxtli. En la otra mano, que es la izquierda, poníanle en la muñeca uno como manípulo, y dávanles unas cotaras teñidas de negro rebuelto con marcaxita que llaman itzcacili. Y también les davan entonce compañía que los guardassen de noche y de día hasta que los matavan. A estás guardas los llamavan inteancauan o inpaoácauh. Otras dos mugeres les davan para que les lavassen las caras, que nunca los dexavan hasta que murían. Davan precio a estos sobredichos, porque los guardavan; su precio era mantas que se llamava nochpallaxochyo, y también mastles que se llamava yacaufac, y también sus cotaras. Y a las mugeres que les lavavan las caras dávanlas naoas y huipiles, y componiánlas con plumas coloradas los pies y los braços y la cara.